MANTENIENDO EL BALANCE IDEAL EN TU VIDA
Estas siete sugerencias pueden ayudarles a enfrentar los muchos desafíos de la vida sin sentirse abrumados.
Enfrentar los diversos y complejos problemas de la vida cotidiana no es tarea fácil y puede trastornar el equilibrio y la armonía que buscamos. Muchas personas buenas hacen grandes esfuerzos por mantener ese equilibrio, pero a veces se sienten abrumadas y derrotadas.
Deseo hacer unas sugerencias que espero sean de valor para los que se preocupan por mantener en equilibrio las exigencias de la vida. Son muy básicas y, si no tenemos cuidado, sus conceptos pueden pasarse por alto fácilmente; necesitarán firme dedicación y autodisciplina personal para incorporarlas en su vida.
1. Establecer prioridades
Reflexionen acerca de su vida y establezcan sus prioridades. Dediquen regularmente unos momentos de paz para pensar profundamente hacia dónde se dirigen y qué deben hacer para lograrlo. Jesús, nuestro ejemplo, muchas veces “se apartaba a lugares desiertos, y oraba”. Nosotros debemos hacer lo mismo de cuando en cuando para renovarnos espiritualmente.
Anoten lo que desean lograr cada día. Mantengan presente en primer término los convenios sagrados que han hecho con el Señor al planificar por escrito sus actividades diarias.
Necesitarán un compromiso firme y disciplina personal para incorporar estas sugerencias en sus vidas.
2. Establezcan metas que sean alcanzables
Establezcan metas a corto plazo que puedan alcanzar; metas bien equilibradas, ni demasiadas ni muy pocas, y no muy altas ni muy bajas. Anoten las metas alcanzables y trabajen para lograrlas según su importancia. Al establecer metas, pidan la guía Divina.
3. Organicen su presupuesto con prudencia
Toda persona enfrenta problemas económicos en la vida. Por medio de un presupuesto prudente, evalúen sus verdaderas necesidades y compárenlas minuciosamente con todo lo que desean. El profeta Jacob dijo a su pueblo: “Por lo tanto, no gastéis dinero en lo que no tiene valor, ni vuestro trabajo en lo que no puede satisfacer”.
4. Fortalezcan las relaciones
Manténganse cerca de sus padres, sus parientes y amigos. Ellos los ayudarán a mantener el equilibrio en la vida. Fortalezcan las relaciones con familiares y amigos por medio de la comunicación abierta y sincera.
Las buenas relaciones familiares se pueden mantener mediante una comunicación serena, afectuosa y considerada. Recuerden que muchas veces una mirada, una guiñada, un gesto o un breve contacto físico dicen más que las palabras. El buen sentido del humor y el saber escuchar son también partes vitales de una buena comunicación.
5. Creen el habito de la lectura
Los hábitos pueden ser cosas "buenas" que mejoren tu vida, agudizan tu mente, y traen una sensación de logro cada vez que las realizas con éxito. La lectura es uno de esos hábitos que pueden traer gran satisfacción y un sentido de logro. Este tipo de hábito se desarrolla, no sucede de la noche a la mañana. Después de unas tres o cuatro semanas de lectura regular, será natural para ti y tu vida será mucho mejor para él.
6. Cuídar sus campos energeticos, cuerpo, mente y espiritu
A muchas personas, incluso a mí, nos cuesta encontrar el tiempo necesario para descansar, hacer ejercicio, meditar y relajar los nervios. Si queremos disfrutar de una vida equilibrada y saludable, debemos programar tiempo para esas actividades en nuestros planes diarios. Una buena apariencia física realza nuestra dignidad y aumenta nuestra autoestima.
7. Oren y mediten con frecuencia
Mi última sugerencia es que oremos y meditemos a menudo, individualmente y en familia. Mediante la oración constante y sincera, pueden saber las decisiones correctas que deben tomar a diario. Asi mismo, la meditación implica un permitir, un dejar pasar, una capacidad progresiva para renunciar a la tensión física y mental. Pero también lleva implícita una relación especialmente benéfica, que se traduce en una plena atención, un estar alerta que garantiza que cada cuerpo utiliza la cantidad de energía estrictamente necesaria no sólo para que permanezca sentado y con la espalda erguida, sino también para que realice, sin dificultades, las tareas físicas diarias. Dicho en otras palabras, la meditación reeduca el cuerpo, eliminando los malos hábitos de la tensión física y los sobreesfuerzos innecesarios que solemos asumir desde una etapa excesivamente temprana de la vida, además de procurar una mayor consciencia corporal. En efecto, el meditador está en armonía con su cuerpo, hasta el punto de percibir la tensión y relajarla.
A estas sugerencias podrían agregarse otras. Sin embargo, creo que si nos concentramos en unos pocos objetivos fundamentales, es más probable que logremos enfrentar las muchas exigencias de la vida. Recuerden que un exceso de cualquier aspecto de la vida puede hacernos perder el equilibrio; al mismo tiempo, muy poco de las cosas importantes puede tener el mismo efecto.
Muchas veces, la falta de dirección y metas claras puede hacernos perder tiempo y energía, y contribuir a desequilibrarnos. Una vida desequilibrada es muy similar a una rueda de automóvil que no está balanceada; hará el andar del vehículo difícil e inseguro. Las ruedas perfectamente balanceadas hacen la marcha más suave y cómoda. Lo mismo sucede con la vida; nuestra marcha por la existencia mortal será más suave si nos esforzamos por mantener el equilibrio.
¿Y por qué no eliminar de nuestra vida todo aquello que exige y desgasta nuestros pensamientos, sentimientos y energía sin contribuir en nada a que alcancemos la plenitud y paz interior?
Den lo mejor de sí cada día. Cumplan con lo básico y, antes de que se den cuenta, los inundará una comprensión espiritual que les confirmará que su Padre Celestial los ama. Cuando una persona sabe eso, la vida estará llena de propósito y significado, lo cual hace que sea más fácil mantener el equilibrio.
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