FRAGMENTO DEL LIBRO “APRENDER A AMAR” DE OSHO.
El auténtico amor no es una búsqueda para combatir la
soledad. El auténtico amor consiste el transformar el aislamiento en soledad,
en ayudar a la otra persona. Si amas a una persona, la ayudas a estar sola. No
intentas llenarla. No intentas completarla con tu presencia. La ayudas a estar
sola, a estar tan llena de sí misma o de su propio ser que no te necesite.
Cuando una persona es completamente libre, puede compartir,
es el fruto de esa libertad. Entonces da mucho, pero no supone un negociación.
Da mucho porque tiene mucho. Da porque disfruta dando.
Los amantes están solos, y un verdadero amante nunca
destruye tu soledad. Siempre será totalmente respetuoso con tu individualidad,
con tu soledad. Es sagrada. No interferirá en ella, no intentará entrometerse
en ese espacio.
Sin embargo, normalmente, los amantes, los denominados
"amantes", tienen mucho miedo a la soledad de la otra persona, a su
independencia. Tienen miedo porque creen que si la otra persona es
independiente, no les necesitará, se deshará de ellos. Así que la mujer no hace
más que intentar controlarlo todo para que su marido o su novio siga siendo
dependiente. Tiene que necesitarla siempre, para que ella siga siendo valiosa.
Y el hombre no hace más que intentar lo mismo por todos los medios posibles,
para que siga siendo valioso. El resultado es una transacción, no es amor, y
hay luchas y peleas continuas. La lucha se establece porque todo el mundo
necesita libertad.
El amor permite la libertad; no solo la permite, sino que la
refuerza. Y todo aquello que destruya la libertad no es amor. Será otra cosa.
El amor y la libertad van juntos, son dos alas de un mismo pájaro. Siempre que
veas que tu amor va en contra de tu libertad, debes saber que estás haciendo
otra cosa en nombre del amor.
Permite que este sea tu criterio a seguir: la libertad es el
criterio; el amor te da libertad, te hace libre, te libera. Y una vez que eres
totalmente libre, te sientes agradecido a la persona que te ha ayudado. Ese
agradecimiento es casi religioso. Sientes que en la otra persona hay algo
divino. Él te ha hecho libre, ella te ha hecho libre, y el amor no se ha
convertido en posesión.
Cuando el amor se deteriora se convierte en posesión, celos,
lucha por el poder, política, dominación, manipulación; mil cosas, todas ellas
horribles. Cuando el amor se eleva a las alturas, al cielo más puro, es
libertad, libertad absoluta.
Si estás enamorado con ese amor del cual estoy hablando, tu
amor ayudará a la otra persona a estar integrada. Tu amor se convertirá en una
fuerza cimentadora para la otra persona. A través de tu amor, la otra persona
se convertirá en un todo, único e individual, porque tu amor le dará libertad.
Bajo el paraguas de tu amor, bajo la protección de tu amor, la otra persona
empezará a crecer.
Todo crecimiento necesita amor, pero amor incondicional. Si
el amor impone condiciones, el crecimiento no podrá ser total porque esas
condiciones se interpondrán.
Ama incondicionalmente, no pidas nada a cambio. Recibirás
mucho sin necesidad de pedirlo -lo convertiras en otra cosa-, pero no seas un
mendigo. En el amor sé un emperador. Solamente da y observa qué ocurre:
recibirás mil veces más. Pero tienes que aprender el truco. De lo contrario
seguirás siendo un avaro; darás un poco y esperarás recibir algo, y esa espera
y esa expectación destruirán toda la belleza de tus actos.
Cuando estás aguardando y esperando, la otra persona siente
que eres un manipulador. Puede que lo diga o puede que no, pero siente que eres
un manipulador. Y cuando uno siente que la otra persona está intentando
manipularla, se rebela contra ello porque va contra la necesidad interior del
alma, ya que cualquier exigencia que provenga del exterior te desintegra.
Cualquier exigencia del exterior divide. Cualquier exigencia del exterior es un
crimen contra ti, porque contamina tu libertad. Entonces ya no eres sagrado. Ya
no eres el fin, estás siendo utilizado como un medio. Y el acto más inmoral del
mundo consiste en utilizar a otra persona como un medio.
Cada ser es un fin en sí mismo. El amor te trata como un fin
en ti mismo. No tiene que arrastrarte ninguna expectación.
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