EL MERECIMIENTO:
A veces no hacemos ningún esfuerzo por crearnos una vida
mejor porque creemos que no nos la merecemos. Esta creencia puede remontarse a
las primeras experiencias de nuestra infancia, quizás a los comienzos del
aprendizaje del control de esfínteres. O tal vez nos dijeron que no podíamos
tener lo que queríamos si no nos terminábamos la comida, o no limpiábamos
nuestra habitación o no guardábamos los juguetes. Puede ser que estemos
tratando de actuar según la opinión o las ideas de otra persona, que no tienen
nada que ver con nuestra propia realidad.
El hecho de tener algo bueno no tiene nada que ver con el
merecimiento. Lo que lo obstaculiza es nuestra falta de disposición para
aceptarlo. Date permiso para aceptar lo bueno, independientemente de que te
parezca que no te lo mereces.
EJERCICIO: El merecimiento
Responde lo mejor posible a las siguientes preguntas. Te
ayudarán a entender el poder del merecimiento.
1. ¿Qué es lo que quieres y no tienes?
Responde de forma clara y específica.
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2. ¿Qué leyes o reglas había en tu casa en cuanto al
merecimiento?
¿Qué te decían? ¿«No te lo mereces»? ¿O: «Te mereces un buen
mano-tazo»? Tus padres, ¿se sentían merecedores? ¿Siempre tenías que ganar-te
algo para merecerlo? ¿Conseguías ganártelo? ¿Te privaban de cosas cuando hacías
algo mal?
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3. ¿Te sientes merecedor?
¿Cuál es la imagen que se te ocurre? ¿«Más adelante, cuando
me lo gane»? ¿«Primero tengo que esforzarme»? ¿Sientes que sirves para algo?
¿Llegarás alguna vez a servir para algo?
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4. ¿Mereces vivir?
¿Por qué? ¿Por qué no? ¿Te dijeron alguna vez que te
merecías la muerte?
En caso afirmativo, ¿formaba parte esta afirmación de tu
educación religiosa?
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5. ¿Para qué tienes que vivir?
¿Cuál es el propósito de tu vida? ¿Qué significado te has
creado?
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6. ¿Qué es lo que te mereces?
«Me merezco el amor y el júbilo y todo lo que es bueno.» ¿O
en lo pro-fundo de ti mismo sientes que no te mereces nada? ¿Por qué? ¿De dónde
proviene el mensaje? ¿Estás dispuesto a desoírlo? ¿Por qué otra cosa vas a
reemplazarlo? Recuerda que todo son pensamientos, y que los pensamien-tos se
pueden cambiar.
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Ya puedes ver que el poder personal se ve afectado por la
forma en que percibimos nuestro merecimiento.
Practica con el «tratamiento de
merecimiento» que te propongo a continuación. En pocas palabras, los
tratamientos son enunciados positivos que se hacen en cualquier situación dada
para establecer nuevas pautas de pensamiento y disolver las antiguas.
LA PROSPERIDA
"Me merezco lo mejor y lo acepto, ahora mismo."
Si desea que la afirmación que antecede sea válida para
usted, no querrá dar crédito a ninguno de los siguientes enunciados, que sin lugar a duda muchos de nosotros repetimos en nuestra mente en nuestra vida diaria:
- El dinero no crece en los árboles.
- El dinero es sucio.
- El dinero es malo.
- Soy pobre pero honrado.
- Los ricos son unos ladrones.
- No quiero enriquecerme y engreírme.
- Jamás conseguiré un buen trabajo.
- Nunca llegaré a hacer dinero.
- El dinero se va con más rapidez de lo que llega.
- Siempre tengo deudas.
- Los pobres nunca pueden levantar cabeza.
- Mis padres eran pobres y yo también lo soy.
- Los artistas vivimos luchando.
- Sólo los estafadores tienen dinero.
- Todos están antes que yo.
- Oh, yo no podría cobrar tanto.
- No me lo merezco.
- Yo no sirvo para hacer dinero.
- Nunca le digo a nadie lo que tengo en el banco.
- No hay que prestar dinero.
- Peseta ahorrada, peseta ganada.
- Hay que ahorrar para los días malos.
- En cualquier momento puede sobrevenir una crisis.
- Me enferma la gente que tiene dinero.
- Para ganar dinero hay que trabajar mucho.
¿Cuántas de esas creencias suscribe usted? ¿Piensa realmente
que compartir alguna de ellas le traerá prosperidad?
Esa es una manera de pensar antigua y limitada. Quizá fuera
lo que creía su familia respecto del dinero, porque las creencias familiares se
nos quedan pegadas, a menos que nos liberemos conscientemente de ellas. Pero no
importa de dónde venga: debe desaparecer de su conciencia si quiere prosperar.
Para mí, la verdadera prosperidad comienza cuando uno se
siente bien consigo mismo. Es también la libertad de hacer lo que uno quiere, y
cuando quiere. No es nunca una suma de dinero: es un estado de ánimo. La
prosperidad (o su ausencia) es una expresión externa de las ideas que hay en su
mente.
El merecimiento
Permítete aceptar lo bueno tanto si crees que te lo mereces
como si no. Ya hemos hablado de cómo la creencia de que no somos merecedores es
nuestra resistencia a aceptar el bien en nuestra vida. Eso es lo que nos impide
tener lo que deseamos.
¿Cómo vamos a decir nada bueno de nosotros si creemos que no
nos merecemos lo bueno?
Piensa en las leyes de merecimiento que regían en tu hogar
de la infancia. ¿Pensabas que valías lo suficiente, o que eras lo
suficientemente inteligente, listo, alto, guapo o lo que sea? ¿Y para qué
vives? Sabes que estás aquí por alguna razón, y ésta no es comprar un coche
cada tantos años. ¿Qué estás dispuesto a hacer para realizarte plenamente? ¿Estás dispuesto a hacer afirmaciones,
visualizaciones, tratamientos?
¿Estás dispuesto a perdonar? ¿Estás dispuesto a meditar?
¿Cuánto esfuerzo mental estás dispuesto a hacer para cambiar tu vida y
convertirla en la que deseas?
Si no aceptamos la idea de que "merecemos"
prosperar, entonces, aun cuando los dones nos lluevan, encontraremos la manera
de rechazarlos. Por ejemplo:
Un alumno mío estaba trabajando para aumentar su
prosperidad, y una noche llegó a clase emocionadísimo porque acababa de ganar
quinientos dólares.
—¡No me lo puedo creer! —repetía—. ¡Si yo jamás gano nada!
Todos sabíamos que aquello era el reflejo de un cambio en su
conciencia, pero él seguía sintiendo que en realidad no se lo merecía. La
semana siguiente no pudo venir a clase porque se había roto una pierna. Las
facturas por atención médica ascendieron a quinientos dólares.
Como había tenido miedo de "avanzar" por una nueva
"senda de prosperidad", y sentía que eso no era mérito suyo, se había
castigado de aquella manera.
Aquello en lo que usted se concentre es lo que aumenta, de
modo que no se concentre en las cuentas que tiene que pagar. Si se concentra en
la estrechez y en las deudas, generará más estrechez y más deudas.
En el Universo hay una provisión inagotable, empiece a darse
cuenta de eso. Tómese su tiempo para contar las estrellas en una noche despejada,
o los granos de arena que caben en un puñado, las hojas que hay en una rama de
árbol, las gotas de lluvia que resbalan por el cristal de la ventana o las
semillas de tomate. Cada semilla es capaz de producir una planta completa, con
una infinidad de tomates. Agradezca lo que tiene, y ya verá cómo aumenta. A mí
me gusta bendecir con amor todo lo que hay actualmente en mi vida: mi hogar, la
calefacción, el agua, la luz, el teléfono, los muebles, las cañerías, los
diversos utensilios, la ropa, el coche, mi trabajo..., el dinero que tengo, los
amigos, mi capacidad para ver, sentir, saborear, tocar, caminar y disfrutar de
este planeta increíble.
Lo único que nos limita es nuestra propia creencia en las
carencias y limitaciones. A usted, ¿qué creencia lo está limitando?
Si quiere tener dinero sólo para ayudar a otros, entonces
está diciendo que usted no se lo merece.
Asegúrese de que no está rechazando la prosperidad. Si un
amigo lo invita a almorzar o a cenar, acepte jubilosamente, con placer. No
sienta que lo único que hace es un "intercambio" con la gente. Si le
regalan algo, acéptelo con señorial agradecimiento. Si es algo que no puede
usar, déselo a alguien. Déjese actuar como un canal por donde circulan las
cosas. Limítese a sonreír y a dar las gracias. De esa manera hará que el
Universo sepa que está en disposición de recibir sus bienes.
Haga lugar para lo nuevo
Sí, haga lugar para lo nuevo. Vacíe el frigorífico, tire
todos esos restos envueltos en papel de aluminio. Limpie los armarios,
deshágase de todo lo que haya usado en los últimos seis meses. Y si hace un año
que no lo usa, decididamente eso está de más en su casa, así que véndalo,
cámbielo, regálelo o quémelo.
Los armarios atestados y desordenados reflejan una mente en
desorden. Mientras limpia los armarios, dígase que está limpiando sus armarios
mentales. Al Universo le encantan los gestos simbólicos.
La primera vez que oí decir que la abundancia del Universo
está al alcance de todos, pensé que era una ridiculez.
—No hay más que mirar la pobreza que nos rodea —me di]e—. Y
mirar mi propia pobreza.
Que me dijeran que mi pobreza no era más que una creencia
mía, una actitud de mi conciencia, me ponía furiosa, y necesité años para
entender y aceptar que la única responsable de mi falta de prosperidad era yo.
Como creía que era "indigna" y que "no me lo merecía", que
"el dinero había que ganarlo con esfuerzo" y que "yo no era
capaz de...", me mantenía inmovilizada en un sistema mental de "no
tener".
¡El dinero es lo que más fácilmente se materializa! ¿Cómo
reacciona usted ante esta afirmación? ¿Se lo cree? ¿Se enfada? ¿Lo deja
indiferente? ¿Le dan ganas de tirar el libro contra la pared? Si tiene
cualquiera de estas reacciones, ¡perfecto! Entonces he conseguido tocar algo
muy profundo que hay dentro de usted, el punto mismo de su resistencia a la
verdad. Ése es el terreno en que tiene que trabajar. Es hora de que se abra su
potencial de recibir ese caudal de dinero y de toda clase de bienes.
Acepte con amor las facturas
Es esencial que
dejemos de preocuparnos por el dinero y de protestar por las facturas que nos
llegan. Mucha gente reacciona como si las facturas fueran castigos que hay que
evitar si es posible. Una factura es un reconocimiento de nuestra capacidad de
pago. El acreedor da por sentado que usted puede permitírselo, y le proporciona
el servicio o el producto antes de cobrárselo. Yo bendigo con amor todas las
facturas que llegan a mi casa. Bendigo con amor cada cheque que firmo, y lo
beso. Si usted paga con resentimiento, al dinero se le hace muy difícil volver.
Si paga con amor y alegría, abre libremente las compuertas del canal de la
abundancia. Trate al dinero como a un amigo y no simplemente como algo que uno
se mete en el bolsillo.
Su seguridad no
reside en su trabajo ni en su cuenta corriente, ni tampoco en sus inversiones,
en su cónyuge o en sus padres. Su segundad reside en su capacidad para
conectarse con el poder cósmico que crea todas las cosas.
A mí me gusta pensar que el poder que hay dentro de mí y que
respira en mi cuerpo es el mismo que me proporciona todo lo que necesito, y con
la misma facilidad, con igual simplicidad. El Universo es pródigo y abundante,
y por haber nacido tenemos derecho a que se nos proporcione todo lo que
necesitamos, a menos que nosotros optemos por creer lo contrario.
Yo bendigo el teléfono cada vez que lo uso, y con frecuencia
afirmo que sólo me trae prosperidad y expresiones de amor. Lo mismo hago con el
buzón de mi casa, y cada día está lleno a rebosar de dinero y de toda clase de
cartas afectuosas de amigos y clientes, y de lectores lejanos de mi primer
libro. Y me regocijo por las facturas que me llegan, agradeciendo a las
empresas su confianza en que les pagaré. Bendigo el timbre y la puerta de mi
casa, porque sé que todo lo que por ellos me llega es bueno. Espero que mi vida
sea buena y jubilosa, y lo es.
Estas ideas sirven para todo el mundo
El hombre era un gigoló y vino a pedirme una sesión porque
quería aumentar sus ingresos. Sabía que era bueno en su actividad y quería
ganar cien mil dólares al año. Le di las mismas ideas que le estoy dando a
usted y no tardó en tener dinero para comprarse porcelanas chinas. Pasaba mucho
tiempo en su casa porque quería disfrutar de los resultados de sus inversiones
siempre crecientes.
Regocíjese por la buena suerte ajena
No postergue su propia prosperidad con celos o
resentimientos porque haya otras personas que tengan más que usted. No critique
la forma en que los demás gastan su dinero. Eso no es asunto suyo.
Cada persona está bajo la ley de su propia conciencia. Usted
limítese a ocuparse de sus propios pensamientos. Bendiga la buena suerte ajena,
y sepa que hay con creces para todos.
¿Es usted mezquino con las propinas? ¿Se saca de encima a la
señora que limpia los lavabos espetándole alguna moraleja? En la Navidad, ¿hace
caso omiso del portero de su casa o de su despacho? ¿Escatima sin necesidad las
pesetas comprando verdura del día anterior? ¿Hace la compra en las tiendas más
baratas? En los restaurantes, ¿pide siempre los platos más baratos de la carta?
Hay una ley "de la demanda y la oferta" (sí, no me
he equivocado, la demanda está en primer lugar). El dinero tiene una manera
propia de acudir a donde se lo necesita. La más pobre de las familias puede
casi siempre reunir el dinero necesario para un funeral.
Visualización - El océano de la abundancia
Su conciencia de la prosperidad no depende del dinero; es el
dinero que hacia usted afluye lo que depende de su conciencia de la
prosperidad.
A medida que usted pueda concebir un aflujo mayor, más será
lo que llegue a su vida.
Una visualización que me gusta es imaginarme de pie en la
playa, mirando la vastedad del océano con pleno conocimiento de que ese océano
es la abundancia que está disponible para mí. Mírese las manos y vea qué tipo
de recipiente sostienen. ¿Una cucharilla, un dedal agujereado, un vaso de
papel, una taza, un vaso de whisky, una jarra, un cubo, una bañera de bebé... o
quizás usted tiene una cañería que lo conecta con ese océano de abundancia?
Mire a su alrededor y fíjese que por más personas que haya, y sean cuales
fueren los recipientes que tengan, hay de sobra para todos. Usted no puede
despojar a nadie, ni nadie puede despojarlo. Y por más que hagan no podrán
agotar el océano. Su recipiente es su conciencia, y siempre puede cambiarlo por
uno mayor. Haga con frecuencia este ejercicio para obtener una sensación de
expansión y de oferta ilimitada.
Abra los brazos
Por lo menos una vez al día, me siento con los brazos
extendidos a los costados y digo: "Estoy abierta para todo el bien y toda
la abundancia del Universo". Eso me da una sensación de expansión.
El Universo sólo puede darme aquello de lo que tengo
conciencia, y siempre puedo crear más en mi conciencia. Es como un banco
cósmico, donde hago ingresos mentales incrementando la conciencia que tengo de
mi propia capacidad creadora. La meditación, los tratamientos y las
afirmaciones son ingresos mentales. Es menester crearnos el hábito de hacer a
diario ese tipo de ingresos.
No basta simplemente con tener más dinero. Lo importante es
disfrutar de él. Usted, ¿se permite sentir placer con el dinero? Si no, ¿por
qué no? Una parte de todo lo que ingresa puede dedicarla al puro placer. La
semana pasada ¿Hizo con su dinero algo que le gustara? ¿Por qué no? ¿Qué
antigua creencia se lo estaba impidiendo? Renuncie a ella.
El dinero no tiene por qué ser un asunto serio en su vida.
Póngalo en la perspectiva adecuada. Es un medio de intercambio y nada más. ¿Qué
haría usted, y qué tendría, si no necesitara dinero?
Jerry Gilíes, el autor de Money Love (Amor al dinero), uno
de los mejores libros sobre este tema que he leído, sugiere que nos impongamos
una "multa a la pobreza". Cada vez que pensemos o digamos algo
negativo sobre nuestra situación monetaria, cobrémonos cierta cantidad y
dejémosla aparte. Al finalizar la semana, tenemos que gastar ese dinero en algo
que nos dé placer.
Es menester desempolvar nuestros conceptos sobre el dinero.
He comprobado que provoca menos resistencias un seminario sobre la sexualidad
que sobre el dinero. La gente se enoja muchísimo cuando se cuestionan sus
creencias referentes al dinero. Incluso las personas que acuden al seminario
porque necesitan desesperadamente llegar a tener más dinero se enfurecen cuando
intento hacerles cambiar las creencias que las limitan.
"Estoy dispuesto a cambiar." "Estoy dispuesto
a renunciar a mis antiguas creencias negativas." A veces tenemos que
trabajar mucho con estas dos afirmaciones para poder abrir un espacio desde
donde empezar a crear la prosperidad.
Es preciso que nos liberemos de la mentalidad del
"ingreso fijo". No ponga límites al Universo insistiendo en que usted
tiene "solamente" cierto salario o nivel de ingresos. Ese salario o
esos ingresos son un canal; no son su fuente. Su provisión viene de una única
fuente, que es el Universo.
Hay un número infinito de canales, y debemos abrirnos a
ellos. Debemos aceptar en nuestra conciencia que esa provisión puede provenir
de cualquier parte, y de todas partes. Entonces, cuando andemos por la calle y
nos encontremos una moneda, le daremos las gracias a la fuente. Quizás el don
sea pequeño, pero el hecho de haberlo recibido significa que nuevos canales
están empezando a abrirse.
"Me abro para recibir nuevas fuentes de
ingresos."
"Ahora recibo mi bien tanto de fuentes habituales como
inesperadas."
"Soy un ser ilimitado que acepta de forma ilimitada los
bienes provenientes de una fuente ilimitada."
Regocíjese por los gérmenes de un comienzo nuevo
Cuando trabajamos para incrementar la prosperidad, lo que
ganamos concuerda siempre con lo que consideramos nuestros merecimientos. Una
escritora vino a verme con el fin de aumentar sus ingresos, y una de sus
afirmaciones era: "Estoy ganando mucho dinero como escritora". Tres
días después de empezar a trabajar conmigo, entró en la cafetería donde solía
desayunar, se sentó y comenzó a escribir. Entonces se le acercó el dueño a preguntarle
si era escritora, y si querría hacer algo para él. Después le trajo varias
tarjetitas del establecimiento y le pidió que escribiera en ellas: "Plato
combinado especial: 3, 95 dólares". A cambio de ello, le sirvió el
desayuno gratuitamente.
Aquella pequeñez hizo que mi dienta advirtiera el comienzo
de su cambio de conciencia, tras lo cual empezó a vender bien sus libros.
Reconozca la prosperidad
Empiece a reconocer la prosperidad allí donde la vea, y a
alegrarse de ella. Un conocido predicador evangelista de la ciudad de Nueva
York recuerda que en su época de pobreza solía pasar, a pie, junto a buenos
restaurantes, casas y automóviles lujosos y tiendas elegantes, diciendo en voz
alta: "Todo esto es para mí, todo esto es para mí". Permítase sacar placer
de toda clase de mansiones suntuosas, bancos, grandes almacenes,
establecimientos de lujo... y, ¿por qué no?, también yates. Reconozca que todo
eso es parte de su abundancia, y recuerde que usted está incrementando su
conciencia para poder participar de esas cosas si así lo desea. Si ve gente
bien vestida, dígase: "¡Qué maravilla que tenga semejante abundancia!
Realmente, hay de sobra para todos".
No queremos solamente el bien de los demás. Queremos también
nuestro propio bien.
Sin embargo, no somos dueños de nada. Sólo usamos nuestra
posesiones durante cierto tiempo, hasta que pasan a otra persona. Hay
posesiones que pueden quedar en una familia durante varias generaciones, pero
eso también tiene su final. En la vida hay un ritmo y una fluencia naturales.
Las cosas vienen y se van. Y creo que cuando algo se va, es sólo para dejar
lugar a algo nuevo y mejor.
Acepte los cumplidos
Muchísimas personas quieren ser ricas, y, sin embargo, no
quieren aceptar un cumplido. Conozco a actores y actrices que quieren llegar al
"estrellato" y, sin embargo, no saben aceptar un cumplido sin
encogerse.
Los cumplidos son donaciones de prosperidad y hay que
aprender a aceptarlos con naturalidad y gracia. Cuando era niña, mi madre me
enseñó a sonreír y dar las gracias cuando me hacían un cumplido o un regalo, y
esa costumbre me ha beneficiado durante toda la vida.
Mejor aún es aceptar el cumplido y devolverlo, para que la
otra persona se sienta también como si le hubieran hecho un regalo. Es una
manera de mantener en marcha el intercambio de bienes.
Regocíjese de la abundancia que representa despertarse cada
mañana frente a la experiencia de un nuevo día. Alégrese de vivir, de estar
sano, de tener amigos, de ser creativo, de ser un ejemplo viviente de la
alegría de vivir. Viva con su conciencia a tope, y disfrute con el proceso de
su transformación.
En la infinitud de la. vida, donde estoy, todo es perfecto,
completo y entero.
Formo parte del Poder que me ha creado, y me abro totalmente
para recibir la abundante comente de prosperidad que me ofrece el Universo.
Mis necesidades y deseos me satisfacen todos sin haberlo
pedido siquiera.
Con la guía y la protección de lo Divino, elijo siempre
aquello que me beneficia.
Me regocijan los éxitos ajenos, porque sé que hay de sobra
para todos.
Constantemente aumento mi conciencia de la abundancia y esto
se refleja en ingresos cada vez mayores.
Mi bien proviene de todos y de todas partes.
Todo está bien en mi mundo.
AFIRMACIONES POSITIVAS MERECIMIENTO:
- Me doy permiso para ser todo lo que puedo ser; merezco lo mejor de la vida. Me amo. Amo y aprecio a los demás.
- Me abro a las alegrías de la vida. Merezco y acepto lo mejor que me ofrece. Me amo y me apruebo.
- Merezco gozar de la vida. Acepto todos los placeres que la vida me ofrece.
- Sólo creo paz y armonía en mi interior y a mi alrededor. Merezco sentirme bien.
- Merezco disfrutar de la vida. Pido lo que deseo y lo acepto con alegría y placer.
*TOMADO DEL LIBRO: "Usted puede sanar su vida",
Por Louise Hay
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