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lunes, 20 de abril de 2015

CONVERSACIONES CON DIOS, NEALE DONALD WALSCH


“Conversaciones con Dios” - Neale Donald Walsch

¿Cuantas versiones conocemos sobre el origen del Universo y cual es el objetivo de nuestra participación en este mundo? 

Analicemos esta versión que a mí en lo personal me parece muy explícita, lógica desde nuestra lógica terrenal y verdadera, cada quien deberá consultar en lo más profundo de su corazón y evitar en lo posible juicios derivados de la mente ya que ésta, nuestra mente, se encuentra llena de prejuicios, dogmas y creencias impuestas por religiones basadas en el miedo. Ampliemos un poco nuestra conciencia y a través de estas líneas podremos dar respuesta a muchas dudas sobre nuestro origen y participación en el Universo, principalmente sobre nuestro objetivo principal en nuestro paso por el mundo físico.

Extracto tomado del libro “Conversaciones con Dios”, en este libro el escritor hace una serie de preguntas que son contestadas por Dios a través de su mente, verdad para algunos, ficción o blasfemia para otros, ustedes mismos juzguen. Para mí es verdad, mi corazón me lo dice.

P.- ¿La vida no es una escuela?

R.- No.


P.- ¿No estamos aquí para aprender?

R.- No,

P.- Entonces ¿por qué estamos aquí?

R.- Para recordar, y re-crear, Quienes Son. Se los he dicho una y otra vez, y no Me creen. Pero así ha de ser; ya que, verdaderamente, si no se crean como Quienes Son, no pueden ser.

P.- Volvamos a lo de la escuela. He escuchado a un maestro tras otro decirnos que la vida es una escuela. 

R.- La escuela es un lugar adonde uno va si hay algo que uno no sabe y quiere saber. No es un lugar adonde uno va si ya sabe algo y simplemente quiere experimentar su sabiduría. La vida (como la llaman) es una oportunidad para ustedes de saber experimentalmente lo que ya saben conceptualmente. No necesitan aprender nada al respecto. Necesitan simplemente recordar lo que ya saben, y obrar en consecuencia.


P.- No estoy seguro de entenderlo.

R.- Empecemos por aquí El alma -su alma- ya sabe todo lo que se puede saber en todo momento. Nada se le oculta, nada desconoce. Pero saberlo no es suficiente. El alma aspira a experimentarlo. Pueden saber que son generosos, pero a menos que hagan algo que demuestre generosidad, no tienen sino un concepto. Pueden saber que son amables, pero a menos que hagan algo que demuestre amabilidad con alguien, no tienen sino una idea sobre ustedes mismos. El único deseo de sus almas es convertir ese magnífico concepto de sí misma en su mayor experiencia. En tanto el concepto no se convierta en experiencia, todo lo que hay es especulación. Yo he estado especulando sobre Mí mismo durante mucho tiempo. Más del que tú y Yo podríamos recordar conjuntamente. Más que la edad del universo multiplicada por si misma. ¡Ve, pues, qué joven es -qué nueva es- Mi experiencia de Mí mismo!  

P.- Me he perdido de nuevo. ¿Tu experiencia de Ti mismo? 

R.- Sí. Permíteme que te lo explique de este modo: En el principio, lo que “Es” (Dios) era todo lo que había, y no había nada más. Pero Todo Lo Que “Es” no podía conocerse a sí mismo, pues Todo Lo Que “Es” era todo lo que había, y no había nada más. Así, Todo lo Que “Es”... no era, ya que, en ausencia de cualquier otra cosa, Todo lo Que “Es” no es. Este es el gran «Es - No Es» al que han aludido los Místicos desde el principio de los tiempos. Ahora bien, Todo lo Que “Es” sabía que era todo lo que había; pero eso no era suficiente, puesto que sólo podía conocer su total magnificencia conceptualmente, no experiencialmente. Sin embargo, es la experiencia de sí mismo lo que anhelaba, puesto que quería saber que le apetecía ser tan magnífico. Aun así eso era imposible, ya que el propio término magnífico es un término relativo. Todo lo Que “Es” no podía saber que le apetecía ser magnífico a menos que lo que no es lo descubriera. 

En ausencia de lo que no es, lo que “Es” no es. ¿Lo entiendes? 

Creo que sí. Continúa. 

De acuerdo. Lo único que Todo lo Que “Es” sabía es que no había nada más. Así no podía, ni lograría nunca conocerse a Sí mismo desde un punto de referencia exterior a Sí mismo: dicho punto de referencia no existía. Sólo existía un punto de referencia, y era el único lugar interior. El «Es- No Es». El «Soy - No Soy». Aun así el Todo de Todo decidió conocerse experimentalmente. 

Esta energía -pura, invisible, inaudible, inobservada y, por lo tanto, desconocida por cualquier otra energía- decidió experimentarse a Sí misma como la total magnificencia que era. Para ello, se dio cuenta de que habría de utilizar un punto de referencia interior. Se hizo el razonamiento, totalmente correcto, de que cualquier parte de sí mismo había de ser necesariamente menos que el total y, por tanto, si simplemente se dividía a sí mismo en partes, cada parte, al ser menos que el total, podía mirar al resto de Sí mismo y ver su magnificencia. Así, Todo lo Que “Es” se dividió a Sí mismo, convirtiéndose, en un momento glorioso, en lo que es esto y lo que es aquello. Por primera vez, existían esto y aquello completamente separados lo uno de lo otro. Y aun así, existían simultáneamente; tal como sucedía con todo lo que no era ninguno de los dos. Así, de repente existían tres elementos: lo que está aquí; lo que está allí; y lo que no está ni aquí ni allí, pero que debe existir para que aquí y allí existan. 

Es la nada la que sostiene al todo. Es el no-espacio el que sostiene al espacio. Es el todo el que sostiene a las partes. 

¿Lo entiendes? ¿Me sigues? 

Creo que sí, realmente. Lo creas o no, lo has ilustrado de una forma tan clara que creo que verdaderamente lo entiendo.

Voy a ir más lejos. Esa nada que sostiene al todo es lo que algunas personas llaman Dios. Pero eso tampoco resulta acertado, puesto que sugiere que existe algo que Dios no es; a saber, todo lo que no es «nada».

Pero Yo soy Todas Las Cosas -visibles e invisibles-, de modo que esta descripción de Mí como el Gran Invisible, la Nada, el No-Espacio, una definición de Dios esencialmente Mística, al modo oriental, no resulta más acertada que la descripción esencialmente práctica, al modo occidental, de Dios como todo lo visible. Quienes creen que Dios es Todo lo Que Es y Todo lo Que No Es son quienes lo entienden correctamente.  

Ahora bien, al crear lo que está «aquí» y lo que está «allí», Dios hizo posible que Dios se conociera así mismo. En el momento de esta gran explosión de su interior, Dios creó la relatividad el mayor don que se hizo nunca a sí mismo. De este modo, la relación es el mayor don que Dios les hizo nunca; pero discutiremos este aspecto más adelante.

Así pues, a partir de la Nada surgió el Todo; por cierto, un acontecimiento espiritual del todo coherente con lo que vuestros científicos llaman la teoría del Big Bang.

Como todos los elementos se hallaban en movimiento, se creó el tiempo, puesto que algo que primero estaba aquí luego estaba allí, y el periodo que empleaba en ir de aquí a allí resultaba mensurable.  

Exactamente como las partes de Sí mismo visibles empezaron a definirse por sí mismas, unas «en relación» con las otras, así sucedió también con las partes invisibles.

Dios sabía que, para que existiera el amor -y se conociera a sí mismo como puro amor-había de existir también su contrario. Así Dios creó voluntariamente la gran polaridad: el opuesto absoluto del amor -todo lo que el amor no es- que ahora llamamos temor. Desde el momento en que existía el temor, el amor podía existir como algo que se podía experimentar.

Es a esta creación de dualidad entre el amor y su contrario a la que se refieren los humanos, en sus diversas mitologías, como el nacimiento del diablo, la caída de Adán. la rebelión de Satán, etc. Del mismo modo que han decidido personificar el amor puro en el personaje que llaman Dios, también han decidido personificar el temor abyecto en el personaje que llaman el demonio.

En la Tierra, algunos han establecido mitologías algo más elaboradas en tomo a este acontecimiento, completadas con argumentos de batallas y guerras, soldados angélicos y guerreros diabólicos, las fuerzas del bien y del mal, de la luz y la oscuridad. Esta mitología ha constituido el primer intento por parte de los hombres de entender, y explicar a los demás de manera que pudieran entenderlo, un acontecimiento cósmico del que el alma humana es profundamente consciente, pero que la mente apenas puede concebir.

Al dar el universo como una versión dividida de si mismo, Dios produjo, a partir de la energía pura, todo lo que ahora existe; tanto lo visible como lo invisible.

En otras palabras, no sólo se creaba de este modo el universo físico, sino también el universo metafísico. La parte de Dios que forma el segundo término de la ecuación «Soy - No Soy» explotó también en un infinito número de unidades más pequeñas que el conjunto. A estas unidades de energía las llamarían espíritus.

En algunas de vuestras mitologías religiosas se afirma que «Dios Padre» tiene muchos hijos espirituales. Este paralelismo con la experiencia humana de la vida que se multiplica parece ser el único modo de que las masas puedan captar en realidad la idea de la súbita aparición -la súbita existencia- de innumerables espíritus en el «Reino de los Cielos». En este caso, sus cuentos e historias Míticas no se hallan tan lejos de la realidad última, puesto que los infinitos espíritus, comprendiendo la totalidad de Mí; son, en un sentido cósmico, Mi descendencia.

Mi divino propósito al dividirme era crear suficientes partes de Mí como para poder conocerme a Mí mismo experimentalmente. Sólo hay una manera en que el Creador puede conocerse experimentalmente en cuanto Creador, y es creando. Así, di a cada una de las innumerables partes de Mí (a todos Mis hijos espirituales) el mismo poder de crear que Yo poseo en su totalidad. 

A eso es a lo que se refiere su religión cuando afirma que fueron credos «a imagen y semejanza de Dios». Esto no significa como han dicho algunos, que nuestros cuerpos físicos fueran iguales (aunque Dios puede adoptar cualquier forma física que quiera para un determinado propósito). 

Significa que nuestra esencia es la misma. Estamos hechos de la misma sustancia, ¡SOMOS «la misma sustancia»! Con las mismas propiedades y capacidades, incluyendo la capacidad de crear realidad física de un soplo.

Mi propósito al crearlos a ustedes, Mi descendencia espiritual, era conocerme a Mí mismo como siendo Dios. No tenía modo de hacerlo, salvo a través de ustedes. Así, se puede decir (y se ha dicho muchas veces) que Mi propósito respecto a ustedes es que ustedes se conozcan como siendo Yo. Esto parece extraordinariamente simple, pero resulta muy complejo, ya que sólo hay un modo de conocerse como siendo Yo, y es conocerse primero como siendo no Yo.

Ahora trata de seguirme -esfuérzate por no perder el hilo-, ya que el asunto se hace más sutil. ¿Listo?

Creo que sí.

Bien. Recuerda que me has pedido esta explicación. Has estado esperándola durante años. Y me la has pedido en términos profanos, no en doctrinas teológicas o teorías científicas.

Sí; soy consciente de lo que te he pedido.

Y tal como la has pedido te la voy a dar. Ahora bien, para simplificar las cosas, voy a utilizar su modelo mitológico de los hijos de Dios como la base de Mi exposición, ya que se trata de un modelo con el que están familiarizados, y en muchos aspectos no resulta tan lejano. Así; volvamos a cómo se desarrolla este proceso de auto-conocimiento.

Sólo había un modo de que Yo motivara a todos Mis hijos espirituales a conocerse a sí mismos como partes de Mí; y era simplemente diciéndoselo. Y eso hice. Pero, como puedes ver, no era suficiente para el Espíritu conocerme simplemente como siendo Dios, o parte de Dios, o hijo de Dios, o heredero del Reino (o cualquier mitología que quieras utilizar). Como ya he explicado, conocer algo y experimentarlo son dos cosas distintas. 

El Espíritu anhelaba conocerse experiencialmente (¡como Yo hice!). La conciencia conceptual no era suficiente para ustedes. Así ideé un plan. Es la idea más extraordinaria de todo el universo; y también la colaboración más espectacular. Digo «colaboración» porque todos ustedes están en esto conmigo. Con este plan, ustedes, en cuanto espíritu puro, entrarían en el universo físico recién creado. 

Y ello porque lo físico es la única manera de conocer experiencialmente lo que se conoce conceptualmente. Esta es, en efecto, la razón por la que he creado el cosmos físico para empezar, así como el sistema de relatividad que lo gobierna, y toda la creación.

Una vez en el universo físico, ustedes, Mis hijos espirituales, pueden experimentar lo que saben de ustedes mismos; pero primero deben de pasar por conocer lo contrario. Para explicarlo de una manera sencilla, no pueden conocerse a ustedes mismos en su grandeza a menos que -y hasta que- sean conscientes de su pequeñez. No pueden experimentar lo que ustedes llaman importante a menos que también pasen por conocer lo insignificante. Llevado a sus últimas consecuencias lógicas, no pueden experimentarse a ustedes mismos como lo que realmente son hasta que se hayan enfrentado a lo que no son. Este es el propósito de la teoría de la relatividad y de toda la vida física. Por eso es por lo que no son tal como ustedes se han definido.

Ahora bien, en el caso del conocimiento último -en el caso del conocimiento de ustedes mismos como siendo el Creador-, no pueden experimentar su propio Yo como creador a menos que -y hasta que- creen. Y no pueden crearse a ustedes mismos en tanto no se descreen a ustedes mismos. 

En cierto sentido, tienen primero que «no ser», con el fin se ser. ¿Me sigues?....

Creo que si... 

Quédate con esa idea. Por supuesto, no hay ninguna manera de que no sean quienes son y lo que son, simplemente lo son, espíritu puro, creador, siempre lo han sido y siempre lo serán. Así pues, hicieron lo mejor que podían hacer. Procuraron olvidar Quienes Son Realmente.

Una vez entrados en el universo físico, renunciaron a su recuerdo de ustedes mismos. Eso les permite decidir ser Quienes Son, en lugar de encontrarse simplemente siéndolo, por así decir. Es en el acto de decidir ser, y no en estar siendo simplemente lo que son, una parte de Dios, en el que se experimentan a ustedes mismos como siendo con total decisión, que es lo que, por definición, es Dios. Sin embargo, ¿cómo pueden decidir respecto a algo sobre lo que no hay ninguna decisión? No pueden no ser Mi descendencia por mucho que se empeñen; pero sí pueden olvidarlo.

Ustedes son, siempre han sido y siempre serán, una parte divina del todo divino, un miembro del cuerpo. He aquí por qué el acto de reunirse con el todo, de volver a Dios, se llama remembranza.

Verdaderamente deciden re-membrar Quienes Realmente Son, o reunirse junto con las diversas partes de ustedes para experimentar el todo de vosotros; es decir, el Todo de Mí. Su tarea en la Tierra, por lo tanto, no es aprender (puesto que ya saben), sino "re-membrar: Quiénes Son. Y "re-membrar" quiénes son todos los demás. 

He aquí por qué una parte importante de vuestra tarea consiste en recordar a los demás (es decir, recordarles a ellos y acordarse de ellos), de modo que también puedan re-membrar.

Todos sus maravillosos maestros espirituales han hecho precisamente esto. Este es su único objetivo. Es el único objetivo de su alma. 


Les comparto el enlace para que vean la pelicula basada en el best seller "CONVERSACIONES CON DIOS":


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