"En el nombre
de Nuestro Señor Jesucristo,
por el poder
de su Preciosa Sangre
y de su Santa
Cruz, rompo, desato
y disuelvo
toda envidia, maldición o maleficio
que haya
recaído sobre mi economía
a causa de la
maldad de mis enemigos,
o por los
pecados e injusticias de mis antepasados
que puedan
estar impidiendo
las
bendiciones económicas que Dios tenga para mí.
Lavo con la
sangre de Nuestro Señor Jesucristo
toda
contaminación espiritual que haya recaído
sobre mis
bienes económicos
a causa de
los pecados que con ellos hayan cometido
las personas
que me los dieron
o los que yo
he cometido con ellos.
Invoco la
Providencia de Dios sobre mi patrimonio,
para que la
bendición de Dios lo multiplique
y lo haga
rendir y me comprometo desde este mismo instante a dar lismosna a los pobres.
Por último,
nombro a la Santísima Virgen María administradora de todas mis pertenencias
para que con ellas me alcance la riqueza eterna del reino de su Hijo.
Amén."
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