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martes, 2 de julio de 2013

MANDALAS

LOS MANDALAS, UN VIAJE A NUESTRO INTERIOR:


“Hace muchísimo tiempo, existía algo desprovisto de nombre
y de forma desconocida que ocultaba el cielo y la tierra.
Al verlo los dioses, lo agarraron comprimiéndolo contra
el suelo, con la cara hacia abajo. Una vez arrojado al
suelo los dioses lo retuvieron pegado a este. Brama hizo
que los dioses lo ocuparan y lo llamó: "vastu purusha
mandala”.

~ Antiguo Texto Hindú.

Para muchos, los mandalas son expresiones esotéricas, sin embargo, su significado y origen está más allá, son el intento del hombre por manifestar lo abstracto a través de lo concreto por medio del orden y la unificación. En el hinduismo, en el tantra budista y en el budismo esotérico, el mandala es un diagrama cosmológico utilizado como foco y guía de la meditación.

La palabra mándala proviene del sánscrito hindú, traducida literalmente significa “círculo”, su diseño y aplicación terapéutica-espiritual tiene origen en la India en tiempos remotos. Pero se propagaron en todas las culturas orientales, en las indígenas de América y en los aborígenes de Australia. 

En la cultura occidental, fue Carl G. Jung, quien los utilizó en terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de individualidad en los seres humanos (ver recuadro Mandalas y Psicología).


Diagramas perfectos:

Básicamente en la figura de un mándala las formas geométricas tienden a organizarse en diferentes niveles visuales. Tradicionalmente las más habituales suelen ser el círculo, el triángulo, el cuadrado y el rectángulo, sobre los cuales si se quiere se puede dibujar –según la complejidad y el sentido simbólico que quiera dársele- formas de animales, del ser humano, la naturaleza o dioses.

Los dibujos siempre se distribuyen de forma concéntrica o equidistante a un centro, evocando de este modo el sentido cíclico del eterno retorno y transmutación de la energía universal o de los ciclos de la naturaleza, así como la idea de perfección y comunión, rueda o totalidad.

Todos podemos aprender a dibujar nuestros mandalas, o bien colorear diseños que vienen para rellenar. Su elaboración meditativa es un arte milenario que conlleva un proceso de introspección, autoconocimiento y creatividad, siendo conocido su uso en las escuelas tibetanas como apoyo a la meditación para llegar a niveles mentales más elevados.

La elección de los colores y figuras tendrá que ver con nuestro estado interior o con los fines terapéuticos que querramos darle al dibujo.


Colores y función terapéutica:

Meditar con Mandalas beneficia tanto en el plano físico como psíquico y espiritual. Cualquier color que predomine, igual será beneficioso trabajar con un mandala, pero si se quieren obtener beneficios energéticos más específicos, se puede tener en cuenta la siguiente tabla de colores y su efecto en loschakras y en el estado de ánimo:

Rojo: Primer Chakra. Es el color del amor, la pasión, la fuerza, resistencia, independencia. Impulsa la fuerza vital a todo el cuerpo. Incrementa la confianza en si mismo, permite controlar la agresividad y evitar querer dominar a los demás. Proyecta energía la parte inferior del cuerpo, suministra fuerza a los órganos reproductores.

Naranja: Segundo Chakra. Energía, optimismo, ambición, actividad, valor, confianza en si mismo,. fomenta la tolerancia para socializar y proyectarse con toda la gente. Incrementa la autoestima, ayuda a enfrentar los desafíos. Enseña a utilizar los éxitos y fracasos como experiencias de aprendizaje. Proyecta energía al intestino delgado y colon, todos los procesos metabólicos y los ganglios linfáticos inferiores.

Amarillo: Tercer Chakra. Es la luz, el sol, alegría, entendimiento, liberación, crecimiento, sabiduría. Ayuda liberar los miedos internos. Permite manejar armónicamente las emociones. Ayuda a canalizar mejor la intelectualidad. En el aspecto físico proyecta energía al aparato digestivo, hígado, vesícula, páncreas, bazo,y riñones.

Verde Cuarto Chakra. Equilibrio, crecimiento, esperanza, perseverancia, voluntad, curación, integridad, bienestar. Permite expresar los sentimientos más libremente. Expande el amor interno hacia uno mismo y los demás. Ayuda a liberarse de los celos, el apego a las posesiones o a las excusas. En el aspecto físico, proyecta energía vital al sistema circulatorio, cardiovascular, corazón.

Azul: Quinto Chakra. Calma, paz, serenidad, seguridad. Ayuda a exteriorizar lo que se lleva por dentro. Evita la frustración y la resistencia a comunicarse con la gente, otorga tolerancia a los pensamientos de los demás. En el aspecto físico, proyecta energía a los pulmones, garganta, tráquea, ganglios linfáticos superiores y ayuda a evitar las alérgias y padecimientos de la piel.

Indigo Sexto Chakra. Ayuda a comunicarse con el ser interno, despierta la intuición. Fomenta el control mental y expande los canales de recepción para percibir la verdad en cada circunstancia. En el aspecto físico, proyecta energía vital al cerebro, sistema nervioso, sistema muscular y óseo.

Violeta Séptimo Chakra. Es el color de la espiritualidad, transformación, inspiración. Estimula el contacto del espíritu con la conciencia profunda del cosmos. Expande el poder creativo y la sabiduría. Es el chakra más sutil, en el plano material influye sobre el cerebro, equilibra el sistema nervioso, ayuda a combatir el estrés y la fatiga mental.

Rosa. El predominio de este color transmite sentimientos de paz, amistad, bondad. Equilibra las emociones, ayuda a liberar los resentimientos, el enojo, la culpa, los celos.. En el aspecto físico, proyecta energía al corazón y ayuda a una curación completa en todos los niveles.

Los Mandalas actúan equilibrando los chakras por medio de los colores y haciendo meditar el lado lógico de nuestro cerebro a través de las formas geométricas sagradas.



Cómo meditar:

Si no se anima a crear por el momento su propio mándala, puede comenzar a meditar observando de forma contemplativa alguno ya hecho, centrando la mente en como su ser interior se conecta con las formas y los colores.
Será suficiente con ponerlo en frente suyo, a la altura de los ojos a una distancia de aproximadamente 80 cm., en un ambiente tranquilo, en completo silencio o con música relajante.

La visualización debe ser organizada y rítmica, sin prisa, siguiendo el orden de un puntero de reloj, desde adentro hacia afuera, o bien, si se prefiere, comenzando por la periferia hasta llegar al núcleo.

Fije la mirada en el centro del mismo pero a la vez observando el “todo”, intentando pestañear lo menos posible (con la vista algo fuera de foco)

Para no cansar la vista es importante que el impreso sea de un tamaño más bien grande.

La persona que está meditando tiene que situarse en el centro del Mandala pensando que se relaciona integralmente con el intrincado diseño del Universo.

Deje que los pensamientos fluyan sin aferrarse a ellos.

Al cabo de dos o tres minutos podrá observar cómo los colores y las formas comienzan a “brillar”; al continuar unos minutos más, empezará a sentir cómo la energía actúa en todo el cuerpo, incluso alterando estados de conciencia.

Puede cerrar los ojos y recrear, mentalmente, paso a paso todo el recorrido.

El tiempo para meditar es relativo; los efectos terapéuticos comienzan a producirse casi inmediatamente desde que tenemos un contacto visual profundo con el mandala. Sería conveniente practicar unos quince minutos diarios; cuanto más tiempo, mejores resultados dará.

Otra manera accesible de meditar con mandalas es coloreando los que se dibujan para para tal fin.


Tipos de Mandalas:

Los mandalas pueden presentarse en una variedad de materiales a través de diversas técnicas artísticas. Pueden elaborarse con piedras semipreciosas trituradas, pétalos de flores, arroz, piedra pulverizada, papel, textil, hilo, o arena pintada. La tradición establece las formas, tamaños y colores de este arte. Los más conocidos por el mundo occidental son los mandalas coloridas del Tibet y los mandalas de arena, elaboradas por monjes tibetanos.

La construcción de un mandala de este tipo lleva varios días y una vez terminada se destruye, para demostrar la impermanencia de la vida.


En su libro “Los Chakras – Mandalas de Energía”, la autora Montserrat Estrada realiza la siguiente clasificación:

MANDALAS PERMANENTES:

Son los que utilizan los adeptos, discípulos o iniciados para meditar. Pintados sobre seda o papel, representan las distintas divinidades, o los diferentes estados de conciencia místicos. La visualización de esta imagen ayuda a la mente a concentrarse en un solo punto, y a conectar con la energía de las diferentes divinidades. Son las tankas tibetanas.

MANDALAS TEMPORALES:

Estos muestran la impermanencia de la vida. Se realizan en el suelo con arena y arroz como parte de rituales y ceremonias ya sea para atraer la abundancia, fortalecer la salud, proteger al individuo de las fuerzas negativas, o para contener a la divinidad de forma temporal. En algunos casos pueden tardar de de 5 a 8 días en hacerlos y una vez realizada la ceremonia son borrados.

MANDALAS EN TRES DIMENSIONES:

Pueden ser pequeños hechos en bronce o arcilla; son empleados para invitar a la divinidad a entrar durante la ceremonia de iniciación. También hay arquitecturas hechas en forma de mandala, “áreas sagradas”, como pueden ser la estupas budistas y jainistas (monumentos en donde se guardan las reliquias y las cenizas de los santos) y templos en donde residen las divinidades de forma permanente.

MANDALAS COMO ARTE:

En este sentido todo proceso creativo es en sí mismo un mandala. De la abstracción a la concreción, es decir, el mandala no es la obra final sino la actitud generadora del orden que permite que nuestra atención y canalización de la energía se concentre en una sola dirección; entendiendo como mandala no el resultado de la obra sino todo el proceso de materialización de la misma.

MANDALAS DE ENERGÍA O MANDALAS CORPORALES:

Son centros de energía que tenemos en el cuerpo, llamados Chakras, cada uno de los cuales, está relacionado con una función vital, un elemento, un color y con actitudes, dominios y derechos de nuestra existencia.

MANDALAS PSÍQUICOS:

Son dibujos que de alguna manera intentan compensar y ordenar nuestra dispersión mental en ese preciso momento. Normalmente son formas que surgen a partir de simples figuras geométricas: círculos, espirales, palos… Son esos dibujos que de manera inconsciente dibujamos en un papel mientras hablamos por teléfono, tomamos un café o estamos en alguna reunión…

MANDALAS ARQUETIPOS DE LA NATURALEZA:

Las flores, los anillos de un árbol, un caracol, una rueda, un pecho, el iris del ojo, las ondas en el agua…

En resumen, el mándala puede ser trabajado por cualquier persona, desde un niño hasta un anciano, transformándose en una poderosa herramienta de concentración y relajación.


MANDALAS Y PSICOLOGIA:

En la cultura occidental, fue el psiquiatra Carl G. Jung, quien utilizó los mandalas en terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de individualidad en los seres humanos. Refiriéndose a su propio proceso de autoconocimiento, Jung escribió: “Dibujaba cada mañana en un cuaderno un pequeño motivo circular, un mándala, que parecía corresponder a mi situación interna en ese momento… Fue poco a poco que descubrí qué es en realidad un mándala: es el Self o si mismo, la totalidad de la personalidad, que si todo anda bien es armoniosa” Según Carl Jung, los mandalas representan la totalidad de la mente, abarcando tanto el consciente como el inconsciente. Afirmó que el arquetipo de estos dibujos se encuentra firmemente anclado en el subconsciente colectivo.

La creación de un mándala por lo tanto, además de aportarnos el necesario espacio meditativo y de sabiduría implícito en la propia labor creativa, una vez finalizado nos refleja simbólicamente una proyección de nuestro estado interior. Posteriormente, al contemplarlo una y otra vez, vamos descubriendo nuevas significaciones y nuevos simbolismos que van enriqueciendo el proceso de autoconocimiento, sorprendiéndonos por el contenido y la belleza que estos diagramas nos permiten plasmar y, al mismo tiempo, extraer.

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